A principios de febrero, en Ohio, un tren que transportaba cloruro de vinilo descarriló, causando un gran incendio y una nube de humo negro.
Se evacuaron 2,000 personas por temor a una explosión. Sin embargo, a pesar de las declaraciones de las autoridades, los rumores sobre la contaminación y los riesgos para la salud persisten.
Los habitantes de East Palestine han regresado a sus hogares, pero siguen preocupados por la presencia de productos químicos en el aire, el agua y el suelo.
Han reportado náuseas, dolores de cabeza y ardor en los ojos, y afirman que los arroyos están contaminados y los peces muertos.
En una reunión pública, Nathan Izotic denunció que su casa olía a productos químicos y que tenía granos en la cara y dolor de garganta.